Escondida

Estás allí escondida tras el celular
Escondiste tu voz
Tus silencios
Tus ojos
Mis recuerdos

Allí escondida dices:

¡Tengo sueño!

Recuerdos de Tilusa

Payaso triste, que me hiciste llorar en una peña del Instituto IPA de Valparaíso. Payaso rumor clandestino. Padre de Alejandrina, organizador de la desesperanza. Tú, payaso irónico, que reivindicaste los sueños imposibles, tú que llevaste la imaginación al poder. En dónde se guarda tu alma de payaso. Dime, ¿tienen alma los payasos? Los payasos tristes, los payasos íconos, los payasos revolucionarios. ¿Tienen alma? Hoy te quiere pisotear el olvido, el olvido color náusea que brota del alma de los cobardes. Hoy sólo los valientes preguntan por ti. Solo los hijos de la ingenuidad balbucean tu nombre. Todavía se oye tu canto: Alejandrina es una muñeca, porque ella quiso ser una muñeca, simplemente... por humildad. Ella no necesita para vivir un corazón que bombee sangre ni una lengua que construya palabras ni muchas palabras que construyan mentiras ni muchas mentiras que envenenen el alma. A ella no le hace falta el sol ni la lluvia, No la conmueve una noche estrellada ni le importa que la luna, haya sido pisoteada. Vamos Manuel, vuelve. Quiero ser realista, pido lo imposible, vuelve Manuel vuelve.

Tilusa es impermeable al olvido.

Estoy sentado en el olvido:

azucarado
cardiologizado
odontologizado
poliureo
polifágico
depresivo
falodéptico y
amado.

Esto es sentarse en el olvido, en el olvido que todos han olvidado o han querido olvidar.

Mi ex vieja Universidad de Valparaíso

Se veía venir. Hacía ya un par de años que en los pasillos se sentía un fuerte rechazo a la forma en que se gestionaba esta nonagenaria casa de estudios. El descontento no emanaba precisamente de los estudiantes. Eran los profesores que en conversaciones de pasillo mostraban día a día cómo su paciencia se agotaba. La protesta docente solo era detenida por el temor al desempleo, inflamado por las numerosas historias que circulaban y que contaban cómo fulano o merengano había perdido sus horas de clase o "las asignaciones de gestión" o simplemente eran notificados de modo vergonzoso de su despido. Nadie, absolutamente nadie se sentía seguro en su trabajo, lo que ayudó a labrar un actitud servil y temerosa ante las autoridades que encarnaban el poder.

Todo esto ocurría ante mis ojos en la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas, la cuna del poder rectoral. Allí la crisis se inició junto al despertar del siglo XXI. Algo parecido a una "coupe d' etat" sacó al decano. La persecución contra quienes le habían apoyado se hizo sentir. El nuevo decano, poseedor de la paciencia del ave rapaz se tardó algunos años en "desalojar" a las profesoras y profesores que habían apoyado el "ancient regime". Este comenzó a regir la facultad de modo tal que todo se ordenara a que el rector, su par, su colega, su hermano, conservara el poder. Directores de carreras absolutamente sumisos o plenamente adaptados tras una máscara de marginalidad o disidencia. Centros de alumnos (o de estudiantes) obedientes y sistemáticamente manipulados. Profesores enajenados en el trabajo itinerante, en los "PET" o en cursos en "los magíster". Un viaje a Bolivia o Guatemala o Punta Arenas o Iquique, se constituyeró en un premio para quienes aceptaban en silencio tareas académicas y administrativas que indignarían cualquier voluntad. Los programas académicos de entonces eran muy deficientes, su calidad académica podía ser cuestionar por un lego.

Se fue el rector, han salido a la luz la desastrosa situación interna, las deudas, la inmoralidad, el abuso, Dios salve a la Universidad.

Comer huesos no es cosa de perros

Ser perro es un desafío ontológico. Los perros lo saben muy bien ya que carecen de la necesidad de interrogarse sobre el sentido de la realidad. Los perros sólo perrean. Andan de allí para allá balbuceando algunas palabras carentes de sentido, corriendo tras algún gato. Todo y nada es real para los perros bien educados. Aún el comer huesos no es algo que los ocupe de modo especial. Para ellos no existe el problema epistemológico de determinar las diferencias entre un hueso y una piedra. Para los perros todo es cuestión de metodología: como hacer para disfrutar aquello tan sabroso. Los perros disfrutan placenteramente el acto carnívoro que los identifica con su ser. Es placer en medio de su universo odorífero y carneo. Comer huesos no es cosa de perros.

La libertad de decir lo que ellos dicen que está bien.

Soy libre. Lo descubrí ayer. Bueno, anteayer para ser preciso (la precisión es cosa muy seria en el gobierno). Descubrí la libertad mientras 345 personas me apretaban en el Metro. Ellas eran muy buenas y consideradas. Sólo apretaban. Si viajas en el Metro es indecente no apretar al prójimo. Así lo estable el utilitarismo, el pragmatismo y la moral liberal.

La libertad es algo así como que te APRIETEN SIN QUE TE MOLESTE. El apretón en el Metro es Libertario y Revolucionario. Libertario porque permite al mundo odorífero plasmar sus esencias en las narices de la gente (pueblo antiguamente). Revolucionario porque revoluciona mí estomago y me dan náuseas. Ay... que rico ser libre en medio de la miseria que han desechado los dueños de la libertad.

Bachelet

Proscribamos los aplausos. Bachelet los llevó a todas partes ...